La influencia familiar resultó clave para que con cuatro años entrara por primera vez al tatami del Yin Yang. TÃos, padre, primos… con ese panorama no tenÃa otra salida. «Nadie se ha librado, todos hemos pasado por el gimnasio. Incluso ya tenemos relevo generacional como mi prima Ane». Desde entonces la progresión le ha conducido a ocupar los principales puestos de honor en la mayorÃa de los campeonatos en los que ha participado. El último con premio doble, al proclamarse campeón de España junior en kata y kumite dentro del peso de menos de 70 kilos, en la modalidad de karate kyokushin. Y, además, en casa ante su público. Al celebrarse en Vitoria,
Imanol Lezkano acudió con más inquietud de lo que acostumbra. Sobre todo en la jornada matinal, donde obtuvo el oro en kata. «Estaba muy nervioso, a pesar de haber competido siete años en kumite y cuatro en kata. Pero hasta que no apareces y estás delante de los jueces no estás tranquilo. Piensas estoy dentro y no puedo echarme para atrás. Cuando arrancó la competición ya estaba más tranquilo. En mi categorÃa estuvimos diez competidores. Los cuatro primeros pasamos a luchar por el oro. Desde el inicio encabecé la prueba, aunque tampoco le saqué mucha diferencia para hacerme con mi segundo tÃtulo consecutivo en la especialidad», indica el karateka vitoriano. Después de repetir éxito en kata, enfocó la sesión vespertina con más confianza. Llevaba más de dos meses preparando el kumite y no se podÃa escapar el quinto tÃtulo nacional. «Los combates salieron muy bien, como lo habÃa entrenado. En la primera ronda estás con los nervios y es donde más dudas suele haber. No le conocÃa, era de un gimnasio de Valencia y lo llevé bastante bien. Le gané por wazari. El combate de semifinales fue el más duro. El año pasado también competà contra él. Tenemos muy buena relación, pero haciendo una comparación lo pasé peor durante aquel combate que este año. Y en la final tuve que enfrentarme a un compañero de gimnasio, Pablo Presumido. Entrenamos juntos, hacemos finales todos los dÃas, pero en una final hay que darse. Dos jueces me dieron ganador, otros dos empate y el central también me dio vencedor», resume.
Este doble galardón le proporcionó mayor alegrÃa que los obtenidos hasta la fecha al producirse en la capital alavesa. «Fue especial y emocionante. Competir todos juntos, los más pequeños, los adolescentes y los más mayores. Fue un placer, estar con tu gente, escuchar sus gritos de ánimo, aunque también hay otra presión por luchar ante la gente que conoces, tu familia, amigos, compañeros, pero se agradece mucho hacerlo en casa», argumenta. Lezkano apura los últimos coletazos de la temporada. A corto plazo duda si tomar parte en un torneo dentro del ámbito nacional, asà que está punto de cerrar el curso. Pero después del verano acometerá un cambio importante. Cuando comiencen los campeonatos habrá cumplido 18 años y pasará luchar sin protecciones. «Hacerlo a pelo es muy diferente. No sé si será más duro o no ya que no lo he probado. Me dicen que el cambio es muy grande, pero que a ellos les gusta. No me corre prisa, estoy con cierta incertidumbre y ganas de que se produzca al mismo tiempo, aunque esa experiencia me atrae», añade. El karateka del Yin Yang se amolda igual de bien a la hora de practicar kata y kumite, aunque se decanta por esta última debido a que al «afán de superación». Y
dentro de la modalidad de combate prefiere el karate kyokushin. «Me atrae más, es diferente y con mucha acción. En el otro sistema de competición no me sube tanto la adrenalina como con éste. Desde mi punto de vista se sufre más y sale a relucir la capacidad de superación. Siempre estás dispuesto a dar un punto más, a pesar de notar que estás cansado, pero sigues activo hasta agotar el último esfuerzo». Fuera estrés En su vida deportiva, «salvo cuando juegas con los amigos», sólo ha existido el karate. No ha intentado practicar otra especialidad. Desde su primer contacto con cuatro años ha sabido trasladar a su vida privada los valores que trasmite este arte marcial. «Lo primero que se aprende es la actitud, respeto y perseverancia. La formación de cada persona incide en estos valores y se remarca mucho desde pequeño. Incluso ta ayuda a ampliar tu vida social. Se hacen muchos conocidos en los campeonatos, tanto en el ámbito local, nacional e internacional. Se forja una amistad importante», subraya. Bajo las directrices de su tÃo José Luis entrena cuatro dÃas de la semana, que aumentan a seis cuando se aproxima alguna competición. «Los lunes y miércoles hacemos clases de kata y técnica básica; los viernes, competición y los sábados entreno por mi cuenta. Lo dedico a mejorar la condición fÃsica, salvo que se haya programado una clase. Corro y hago bicicleta. Me han dicho también para hacer pesas pero no me gusta. En verano hice durante dos semanas y no acabé satisfecho», matiza Lezkano, quien también ha sabido compaginar muy bien los estudios y el karate. «Nunca he tenido problemas. Siempre hay alguna materia que la llevas peor que otras, pero sin ser algo importante. Me ha ayudado a planificar los entrenamientos y a saber desconectar. Si un dÃa estoy estresado por los deberes o los exámenes, me voy al gimnasio y me olvido de todo», concluye.
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